Las propiedades de la miel como alimento son apreciadas desde la antigüedad; pero la costumbre de impregnar el chupete del bebé con miel --de abeja o de caña-- puede generar un riesgo potencialmente mortal, según lo advierten asociaciones médicas y sanitarias a nivel local e internacional.
Las importantes propiedades nutritivas de la miel son conocidas. La costumbre de impregnar con miel el chupete del bebé o de darle una cucharadita para que se calme, para que se duerma, para que se de "un gustito", está muy difundida en nuestra sociedad.
Sin embargo, según señala la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), tanto la miel de caña como la miel de abeja, así como el jarabe de maíz, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), no deben ser ingeridos, ni solos ni como endulzantes de otro producto, por niños menores de un año.
Estos alimentos pueden contener una bacteria, el Clostridium botulinum, que genera esporas (un tipo de células) que producen una toxina que el organismo de los más pequeños no puede tolerar.
Así, en caso de que un bebé consuma miel o jarabe de maíz, aumenta sus posibilidades de desarrollar botulismo infantil.
17-02-2010 | La Nueva Provincia, Bahía Blanca | Vida cotidianahttp://www.conicet.gov.ar/NOTICIAS/portal/noticia.php?n=5286&t=3El botulismo infantil.
No es una enfermedad que ocurra con mucha frecuencia; sin embargo, organismos de salud tanto nacionales como internacionales realizan campañas de prevención porque, de no ser tomada a tiempo, la afección es mortal.
La bacteria en cuestión se encuentra en diversos lugares (puede estar en la tierra, en heces de animales, por ejemplo) y en diversos alimentos, como en verduras mal lavadas o en conservas mal elaboradas, lo cual es la causa común de botulismo en adultos.
Y un modo de evitar una de las fuentes de la enfermedad es el no permitir que los niños menores de un año consuman miel.
Por otro lado, la SAP también advierte que la ingesta de este alimento puede interferir con la lactancia e incluso producir problemas en los dientes del bebé.
La bacteria en cuestión se encuentra en diversos lugares (puede estar en la tierra, en heces de animales, por ejemplo) y en diversos alimentos, como en verduras mal lavadas o en conservas mal elaboradas, lo cual es la causa común de botulismo en adultos.
Y un modo de evitar una de las fuentes de la enfermedad es el no permitir que los niños menores de un año consuman miel.
Por otro lado, la SAP también advierte que la ingesta de este alimento puede interferir con la lactancia e incluso producir problemas en los dientes del bebé.
Ni siquiera un poquito.
Porque el problema no es la miel sino la bacteria, que puede hallarse aún en porciones muy reducidas.
Si las esporas de la Clostridium botulinum llegan al intestino del bebé, se encuentran con el espacio propicio para vivir y generar toxinas.
A mayor edad, la acidez del estómago y las bacterias beneficiosas que habitan en el intestino de las personas sanas evitan que dichas esporas prosperen y no se produce este tipo particular de botulismo.
Pero en el caso de los pequeños menores de un año, las toxinas liberadas pasan a la sangre, atacan el sistema nervioso y producen parálisis muscular.
Una característica de esta enfermedad es que la cantidad de toxinas necesarias para causar el desastre son muy pocas.
Por este motivo, la recomendación de los especialistas es contundente: los niños menores de un año no deben consumir y ni siquiera probar miel de abeja, de caña o jarabe de maíz.
Se trata de precaución ante un hecho que, de ocurrir, sería grave y, no atendido a tiempo, mortal.
Porque el problema no es la miel sino la bacteria, que puede hallarse aún en porciones muy reducidas.
Si las esporas de la Clostridium botulinum llegan al intestino del bebé, se encuentran con el espacio propicio para vivir y generar toxinas.
A mayor edad, la acidez del estómago y las bacterias beneficiosas que habitan en el intestino de las personas sanas evitan que dichas esporas prosperen y no se produce este tipo particular de botulismo.
Pero en el caso de los pequeños menores de un año, las toxinas liberadas pasan a la sangre, atacan el sistema nervioso y producen parálisis muscular.
Una característica de esta enfermedad es que la cantidad de toxinas necesarias para causar el desastre son muy pocas.
Por este motivo, la recomendación de los especialistas es contundente: los niños menores de un año no deben consumir y ni siquiera probar miel de abeja, de caña o jarabe de maíz.
Se trata de precaución ante un hecho que, de ocurrir, sería grave y, no atendido a tiempo, mortal.
Des-recomendaciones.
Así, en 2007, la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) incorporó al Código Alimentario Nacional el artículo 235 sexto del capítulo V que establece que "en el rótulo de los envases de miel, deberá consignarse con caracteres de buen realce y visibilidad y en un lugar destacado de la cara principal, la siguiente leyenda: No suministrar a niños menores de un año".
Este artículo, que debe ser aplicado en todo el país, se basa en los puntos justificados en una resolución conjunta (136/2007 y 109/2007 modificación), que señala entre otros puntos que los niños menores de un año corresponden al grupo de edades de mayor riesgo de padecer botulismo infantil.
También menciona los registros de la enfermedad en lactantes que existen en Argentina y que la vinculan con el consumo de miel. Además señala que en la bibliografía mundial y en la de nuestro país se han publicado numerosos trabajos científicos que advierten acerca de la presencia de esporas de Clostridium botulinum en la miel y su relación con casos de botulismo infantil, entre otros motivos que justifican la necesidad del rotulado antes mencionado.
En definitiva, los pediatras recomiendan que siempre que sea posible, los bebés deben ser alimentados con leche materna en forma exclusiva hasta sus seis meses, y luego se debe realizar la incorporación paulatina de alimentos que deja a la beneficiosa miel para después del primer año de vida.
Así, en 2007, la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) incorporó al Código Alimentario Nacional el artículo 235 sexto del capítulo V que establece que "en el rótulo de los envases de miel, deberá consignarse con caracteres de buen realce y visibilidad y en un lugar destacado de la cara principal, la siguiente leyenda: No suministrar a niños menores de un año".
Este artículo, que debe ser aplicado en todo el país, se basa en los puntos justificados en una resolución conjunta (136/2007 y 109/2007 modificación), que señala entre otros puntos que los niños menores de un año corresponden al grupo de edades de mayor riesgo de padecer botulismo infantil.
También menciona los registros de la enfermedad en lactantes que existen en Argentina y que la vinculan con el consumo de miel. Además señala que en la bibliografía mundial y en la de nuestro país se han publicado numerosos trabajos científicos que advierten acerca de la presencia de esporas de Clostridium botulinum en la miel y su relación con casos de botulismo infantil, entre otros motivos que justifican la necesidad del rotulado antes mencionado.
En definitiva, los pediatras recomiendan que siempre que sea posible, los bebés deben ser alimentados con leche materna en forma exclusiva hasta sus seis meses, y luego se debe realizar la incorporación paulatina de alimentos que deja a la beneficiosa miel para después del primer año de vida.
RECUADRO
Síntomas posibles del botulismo
Según indican la Sociedad Argentina de Pediatría y la Administración Nacional de Alimentos, Medicamentos y Tecnología Médica, algunos de los síntomas del botulismo infantil son: * Letargo
* Desgano
* Falta de apetito
* Constipación
* Llanto débil
* Falta de expresión en el rostro
* Dificultad para tragar
* Debilidad muscular
* Ocasionalmente, falla respiratoria.
El niño enfermo debe ser atendido en forma inmediata.
Fuente:
17-02-2010 | La Nueva Provincia, Bahía Blanca | Vida cotidianahttp://www.conicet.gov.ar/NOTICIAS/portal/noticia.php?n=5286&t=3
buena informacion gracias !!!!
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